Redes sociales como la principal forma de comunicación en la actualidad.
Según el estudio realizado por el Think Tank TrenDigital de la Facultad de Comunicaciones UC y Microsoft midió el grado de dependencia de los jóvenes hacia las redes sociales. También el manejo de su privacidad online, los riesgos por el mal uso de la Web y el respeto que se tiene por la propiedad intelectual.
Este estudio revela que el 79,6% de los jóvenes sostienen que retrasan sus obligaciones por seguir usando las redes; el 79,4% se acuesta tarde por seguir en ellas y el 82,6% las sigue usando a pesar de que tenía la intención de parar. Sin embargo, el 89,6% piensa que debería usar menos las redes sociales.
Entre las causas que llevan a los jóvenes a depender de las redes sociales el 73,9% cree que se pierde de algo si no se conecta; el 62% prefiere comunicarse por medio de las redes que a cara a cara y el 56% la usa porque no está bien de ánimo.
Fuente https://ohmygeek.net/2014/10/23/redes-sociales-estudio-priv-segu/
Términos como “tecno adicción”, “vamping”, “síndrome visual informático” son acuñados para describir algunas condiciones mentales o psicológicas derivadas del uso excesivo de las redes sociales y la conexión a internet.
Es común en mi consultoría sobre conflictos, que uno de los aspectos que inciden en situaciones controvertidas, es la utilización de las llamadas redes sociales como métodos para interactuar socialmente, pero también laboralmente e incluso como método de comunicación en negociaciones y transmisión de información sensible sobre asuntos internacionales. Coincidentemente también una de las causas más frecuentes de los conflictos en cualquier tipo de relación es la deficiente, escasa o nula comunicación entre las personas, las percepciones y las emociones que se hallan involucradas.
Cuando respondemos un mensaje o comentamos una publicación es importante cerciorarnos de que lo que escribimos no es impulsado por una emoción negativa o por una percepción inexacta de la realidad. Y aunque sabemos que una vez publicado dicho mensaje, perdemos control del contenido debido a la velocidad con la que este se puede reproducir, compartir y aun hacer viral, en ocasiones resulta fácil hacerlo y no alcanzamos a medir las consecuencias porque todo es rápido, ligero y si, inmediato. Un mensaje enviado, una publicación hecha, un twitt compartido, pueden incendiar las redes sociales y provocar debates acalorados y agresiones virtuales incontrolables. Basta con asomarse a leer en alguna publicación de los llamados “influencers”, los comentarios a favor y en contra para cerciorarnos de lo que les comento. ¿Y qué decir de los llamados “screen shots” de alguna conversación privada? Sin duda un arma de dos filos.
También es interesante recordar que algunos movimientos sociales recientes que involucraron violencia fueron convocados desde las redes sociales, como el caso de la toma del capitolio de Estados Unidos.
Espero con estos ejemplos poder establecer la importancia de un uso responsable y adecuado de las redes sociales y la comunicación desde ambientes virtuales. Y sirva esta reflexión también para no olvidar la satisfacción que se siente al interactuar físicamente, escuchar la voz de una persona importante para nosotros, ver a los ojos, observar en nuestro interlocutor su lenguaje no verbal, percibir el aroma de un perfume familiar, el contacto personal, los abrazos, las carcajadas sonoras en lugar del tan ya utilizado “jajajajajajajaj” o los innumerables emoticones.
Todos podemos aprender nuevas habilidades de comunicación que se adaptan a los tiempos cambiantes y vertiginosos, pero si todo lo anterior no fuera suficiente, ¡prueba la mediación!
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