¿Qué es la inteligencia emocional? Goleman (1995) la define como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás y de manejar adecuadamente las relaciones”
Existen varias teorías sobre inteligencias múltiples y es que las personas poseemos diferentes capacidades que nos permiten reaccionar a los estímulos que nos dirigen de tal o cual forma.
Saber gestionar nuestros estados emocionales, nos permite resolver más asertivamente los conflictos que surgen como consecuencia de las interacciones relacionales. por ejemplo, cuando alguien nos trata injustamente el sentimiento que se produce es la frustración y el enojo.
La persona con inteligencia emocional sabe que está teniendo estas emociones porque sabe identificarlas, sin embargo, posee la capacidad de controlarlas y exponer de manera correcta y educada su punto de vista o su inconformidad lo cual propicia que el interlocutor desarrolle empatía por sus sentimientos o necesidades.
Todo empieza cuando practicamos el auto análisis y la introspección. Para esto se requiere contar con una buena dosis de humildad para emprender la tarea de mejorarse a sí mismo. Las personas exitosas en sus relaciones son personas que se conocen a si mismas, saben como se sienten y saben qué tipo de estímulos les provocan tal o cual emoción y están alertas para gestionar esas emociones.

Gestionar emociones implica saber adaptarse a una situación o dinámica social lo cual se da cuando el inteligente emocional regula su comportamiento porque es consciente de la importancia de la relación o de lo que puede perder si no controla sus reacciones. Las emociones humanas han sido estudiadas y expuestas desde tiempos ancestrales; la Biblia en el libro de gálatas se refiere a ellas como los frutos de la carne y los frutos del espíritu y a la autorregulación se le menciona como dominio propio. La ética también las ha hecho parte de su campo de estudio.
Las habilidades sociales juegan un papel importante en la inteligencia emocional para prevenir y solucionar conflictos. una persona con habilidades sociales esta consciente de su entorno, valora las relaciones o interacciones en las que participa, entiende las normas sociales, usos y costumbres, respeta ideologías y entiende las diferencias como algo que puede enriquecer y no necesariamente restar a una relación. Esto no significa que no podemos disentir y tener valores opuestos, pero para poder relacionarnos con quienes piensan distinto a nosotros hay que aprender el arte de discrepar con bondad. (léase blog anterior “discrepancia y bondad”). Hablar y no gritar, escuchar mas de lo que hablamos, evitar generalizaciones como “siempre, nunca, lo sabía, no esperaba menos de ti”. Aprender a escuchar para comprender los argumentos de la otra persona, separar a las personas del problema, no dirigir ataques personales, todas estas son manifestaciones de una inteligencia emocional activa.
¿Como podemos aplicar la inteligencia emocional para solucionar conflictos? Lo mas importante es entender el origen de esos conflictos e identificar las emociones que rodean al conflicto y llamarles por su nombre. Es muy importante que antes de reaccionar, se dé el análisis y la observación de lo que esta sucediendo para tener una comprensión integral del problema que nos permita ser parte de la solución y dejar de ser parte de la causa. Desarrollando empatía, por medio de la escucha activa, no estancar la reflexión hacia el pasado sino con una mirada hacia el futuro de la relación como desearíamos que fuera de aquí en adelante, hacer las preguntas correctas, ser creativos para solucionar entre otras habilidades y fortalezas emocionales que se pueden aplicar en la solución de conflictos.
Estas competencias son cada día más deseables cuando de elegir colaboradores se trata ya que está comprobado que el conocimiento técnico no es suficiente para una gestión exitosa en las organizaciones. Afortunadamente las herramientas para la inteligencia emocional se pueden adquirir y poner en práctica de inmediato.
Para todo lo demás, existe la mediación.
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