Cada día las personas tomamos decisiones. Micro y macro decisiones que dirigen el rumbo de nuestra vida. Es por ello por lo que debería ser una prioridad contar con un sistema efectivo de toma de decisiones que nos permita minimizar equivocaciones y trampas engañosas de nuestra mente que nos lleven a fracasar. Soy de las personas que piensan que los fracasos son aprendizaje, además de que creo que no es posible no equivocarse por completo, somos humanos y en nuestras decisiones tenemos un margen considerable de error, sin embargo, poseemos la capacidad de adquirir destrezas y herramientas que nos brinden el conocimiento necesario para una mejor toma de decisiones.
Yo llegue a este tema mientras preparaba una charla y me pareció valioso el poder compartirles que mediante algunos sencillos pasos podemos ponernos en situaciones de mayor ventaja al momento de elegir y optar por tal o cual solución a los problemas que se nos presentan.
Aunque existen distintos modelos de toma de decisiones de los cuales podemos apoyarnos, hoy me quiero referir al MODELO RACIONAL DE TOMA DE DECISIONES. Este modelo puede minimizar el riesgo y la incertidumbre, sin embargo, para su utilización es importante contar con tiempo suficiente para su aplicación porque este modelo no resulta ser tan útil cuando se trata de situaciones cambiantes o súbitas sobre las cuales necesitamos tomar una decisión.
Responder afirmativamente a las siguientes preguntas es un indicativo de que este modelo puede aplicarse a la situación que te ocupa:
· ¿Tienes que tomar una decisión compleja que supone un gran riesgo?
· ¿Vas a tomar esta decisión con otras personas?
· ¿Suscitan emociones intensas las distintas opciones?
· ¿Tienes tiempo para reflexionar e investigar con seriedad?
El modelo racional de toma de decisiones consta de seis pasos e incluso pudiéramos apoyarnos de un par de pasos adicionales:
Definir el problema: cual es la situación concreta sobre la cual necesito trabajar en la toma de decisiones. Responde a la pregunta ¿Qué? Y puede traducirse en un dilema, una disyuntiva, una situación conflictiva, un proyecto etc.
Identificar los criterios que utilizarás para juzgar posibles soluciones: Que directrices objetivas aceptables para mi o mi equipo estaremos utilizando para aplicarlas al caso concreto, que nos generen convicción o que experiencias o antecedentes podemos utilizar para decidir.
Decidir la importancia de cada criterio: dichos criterios deben tener una jerarquía para que podamos determinar cual aplicar primero y cuál sería la última opción.
Generar una lista de posibles alternativas: Mediante la creatividad y el optimismo podemos producir una lluvia de ideas o “brainstorming”; Este ejercicio funciona mejor acompañados de un equipo de trabajo, podemos explorar cuantas ideas se generen para posteriormente:
Evaluar esas alternativas: utilizando los criterios antes mencionados, evaluar la viabilidad de cada idea y las posibilidades de su implementación para obtener el resultado deseado.
Determinar la mejor solución: posteriormente iremos descartando las ideas que no responden a la necesidad que buscamos atender y solo trabajar sobre las opciones con mayor cantidad de votos del equipo o que nos generen mayor convicción si trabajamos en lo individual.
7. Evaluar la efectividad de esa decisión: Una vez implementada la solución, es necesario evaluarla para saber si el problema fue resuelto. La evaluación permite generar cambios o ajustes para una mejor toma de decisiones.
Pareciera innecesario requerir de tantos pasos para una toma de decisiones, pero conforme se va implementando el proceso podemos ver los beneficios de esta metodología. Podemos encontrar diversas fuentes de consulta dependiendo del tipo de decisión que se requiera, en mi caso utilice artículos de internet que me parecieron aplicables y prácticos; el conocimiento y las posibilidades son infinitas y ¡están a nuestro alcance!
Fuente: https://www.concur.com.mx/news-center/desiciones-empresariales-mxx
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