La tercera edad es una de las etapas que representa mayores desafíos para los miembros de una familia. Sabemos que independientemente del tipo de familia, la vejez inevitablemente llegara para nuestros seres queridos, la cual además de ser una etapa de duelo anticipado al ser testigos del deterioro y perdida de facultades de quienes nos dieron la vida, en ocasiones para los hijos cuidadores y quienes tienen la responsabilidad del bienestar del adulto mayor, enfrentar situaciones de salud, de índole económica y con un enorme componente emocional puede causar enorme conflictividad en el núcleo de una familia.

Como mediadora, siempre estoy a favor de la prevención del conflicto. Me parece la forma más ética de ayudar a mis clientes. Sin embargo, no es propio de nuestra cultura ser preventivos sino más bien reactivos; la etapa final de nuestros seres queridos suele ser un proceso que inicia cuando nos percatamos de que han perdido algunas facultades, o con una situación donde la salud se ve comprometida y ellos se encuentran en una posición vulnerable que les impide ser independientes.
Este proceso no surge de la noche a la mañana y es muy importante que los miembros de la familia atiendan esta necesidad en su etapa mas temprana con el objeto de conocer de antemano cual es la voluntad del adulto mayor al respecto, con el objeto de implementar una ruta de acción oportuna. Tocar estos temas ríspidos o incomodos no siempre es fácil y se presta al intercambio de muchas opiniones encontradas.

Es importante mencionar, que no todos los miembros de la familia reaccionan de una manera colaborativa ante este desafío, incluso algunos se ausentan por completo de la situación porque no saben cómo enfrentarlo o no quieren participar de esta difícil etapa de sus padres, sin embargo, creo que lo más sano es un pensamiento de buena fe considerando a todos los miembros con el mismo interés genuino de resolver y atender la necesidad de sus seres queridos en estado vulnerable, porque lo más probable es que todos estén sufriendo y sientan temor ante lo inevitable.
La mediación es un procedimiento muy apropiado para gestionar y transformar este tipo de problemática, a través del cual los familiares involucrados podrán mantener una comunicación acerca de lo que les preocupa y afecta, con la ayuda de un tercero neutral quien los orientara en la búsqueda de un pensamiento creativo para estar en posibilidades de resolver una a una las situaciones que están atravesando, pero lo mas importante es el logro de acuerdos y seguimiento de su cumplimiento, que permitan salvaguardar el vínculo familiar que es tan relevante para todos los miembros.
Aspectos como las decisiones de salud, la economía, la vivienda, los cuidados y necesidades especiales que tenga su ser querido en el corto, mediano y largo plazo, se pueden abordar en una sesión de mediación, así como las situaciones que le preocupan a cada miembro de la familia que participa en esta difícil etapa de su padre o madre.
Considero entonces que prevenir nuestra vejez debería ser un importante objetivo sobre el cual trabajamos con diligencia durante nuestra vida, hablo incluso de tomar las decisiones más relevantes sobre nuestro destino cuando aún somos fuertes y tenemos voluntad, de manera que facilitemos a nuestros seres queridos transitar con menor dificultad la etapa que la familia tiene por delante.
“La vejez no es tan mala cuando consideras la alternativa” Maurice Chevalier
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